Este proyecto comunitario que tiene su origen en l.985, mantiene como seña de identidad el intentar conseguir instrumentos y situaciones que den el protagonismo de la participación activa a los mismos sectores sociales que se ven excluidos en un modelo de sociedad desigual en definitiva, pretende que aquellas personas que padecen el desempleo, la pobreza, la falta de recursos, la falta de formación, que sufren discriminación o viven en una situación de premarginalidad sean los que propongan y busquen respuestas a sus problemas.
Para conseguir esto se intenta crear espacios de encuentro y de mediación comunitaria, entre los distintos sectores sociales que padecen diferentes problemas pero que sufren los mecanismos de exclusión en parte por aquellos mismos que por motivos diferentes también se encuentran abocados a una situación de exclusión.
En estos espacios de encuentro no solo tienen que participar los sectores más empobrecidos sino que es necesario participen sectores que puedan dar una mayor referencia social, aunque por supuesto no estén exentos de problemática. En este encuentro y reconocimiento propio es donde se puede gestar la mediación a través de una intervención comunitaria que tiene tres campos definidos de trabajo que deben de coordinarse en cada etapa y momento del proceso desde el principio de este.
En la acción social se engloban las actuaciones que permiten la recuperación del tejido social necesario para que se creen los instrumentos comunitarios que pueden favorecer el aumento de recursos comunitarios así como las practicas sociales y educativas individualizadas previas o imprescindibles para las acciones formativas o de apoyo a la creación de empleo.
La dinamización social y cultural de la comunidad adquiere aquí un objetivo de primer orden, esta dinamización se realiza a través de programas de información y de actividades culturales que surgen del encuentro de personas y grupos naturales que ya existen, independientemente de la estructura asociativa siendo el instrumento que permite darle una dimensión estratégica y conexión entre si y con los otros campos de actuación.
El campo de la formación abarca dos esferas diferenciadas por un lado la formación de los miembros de la koordinadora con el fin de capacitarlos para poder llevar a cabo los objetivos del grupo y por otro lado la formación que podríamos llamar profesional que tiene que ver con las demandas de las iniciativas de empleo. Aunque los hemos hecho y seguiremos haciendo cuestionamos la estructura de cursos y talleres de formación genérica que permanezcan al margen del empleo o que entiendan el empleo como un objetivo posterior en un diseño donde el blanco sea el conjunto de la demanda laboral en la especialidad elegida, por el contrario seriamos partidarios de pequeñas unidades formativas, dirigidas por aquellos que ya están implicados en las iniciativas de empleo y dirigidas a personas con una hipótesis de empleo bien definida, en el mismo proyecto o muy parecido a aquel en el que realizan las practicas y por tanto en esta propuesta la formación no es más que un momento de lo laboral.
Estamos hablando de un proceso integral, característica de todo el proyecto.
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